Llamamos sueños a
esa serie de imágenes o escenas asociadas a distintas sensaciones y
sentimientos que recordamos al despertar, pero ¿exactamente qué son? Nadie lo
sabe con certeza. Sin embargo hay muchísimas hipótesis y versiones probables.
Un sueño puede ser una manifestación de imágenes -y a veces sonidos- que
muestran interrelaciones comunes y no comunes. Es un espejo que refleja algún
aspecto de la vida o el inconsciente, un escenario para ensayar posibilidades
de expresión externas, una ventana de oportunidad para el auto conocimiento.
Tengo un libro (Las voces del desierto) en el que una tribu
de aborígenes australianos utiliza a los evocadores de los sueños si
necesitan ayuda para comprender una relacion, una cuestion de salud o el
proposito de una experiencia detreminada.
Nuestra vida cotidiana es el semillero de nuestros sueños.
Las experiencias que tenemos a lo largo del día suelen ser el origen de las
imágenes oníricas que generamos mientras dormimos. Pero, ¿cuáles son los
mecanismos que nos permiten construir dichas imágenes? Y, ¿tienen alguna
relación las imágenes con la formación de nuestra memoria?
Ambos son misterios muy difíciles de resolver, ya que los sueños son un campo de estudio muy complicado. No pueden analizarse directamente, sino siempre a través del soñador: a cada minuto que pasa, olvida más y más detalles de lo que ha soñado.
Ambos son misterios muy difíciles de resolver, ya que los sueños son un campo de estudio muy complicado. No pueden analizarse directamente, sino siempre a través del soñador: a cada minuto que pasa, olvida más y más detalles de lo que ha soñado.
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